Hoy justo se cumple un mes de mi incorporación, así que ya puedo hacer un primer balance de cómo se nos ha dado este cambio, aunque creo que yo todavía no he cogido el ritmo del todo.
El balance en general es positivo, lo más importante que son los niños, están tan felices, no me echan de menos! Que desagradecidos… eso sí, Gonzalo me regala una sonrisa enorme cuándo me ve y Leo me pide que me acueste con él un poquito cuándo se despierta de la siesta, aunque tampoco lo hace todos los días.
Se han adaptado muy bien. A Leo le recogen y le llevan de la guardería y está encantado, dónde va a parar! Mucho mejor la furgoneta de la guarde que el coche de mamá que lo tiene muy visto.
Y luego cuándo se despiertan de la siesta estoy yo así que tenemos toda la tarde para jugar y estar juntos.
¿YO? Pues un poco cansadilla… hay días que llego de trabajar y antes de que termine de comer ya se ha despertado alguno o los dos, otros que me dan un ratito de tregua y otros es una tregua a medias, es decir, tengo en brazos dormido a Gonzalo.